
En tanto , los restos de su padre José Ambiórix Germosén Díaz, de 36 años, fueron velados en la funeraria Blandino y luego sepultados en el cementerio de la calle 30 de Marzo, ayer a las 11:00 de la mañana.
La madre del niño, Mirna Durán, rehusó conversar con la prensa y en medio de la desesperación y llantos se conformaba con tenderle la mano derecha por su mejilla y a veces lo besaba con ternura y dolor. “No me explico porqué él hizo eso, no había razones para hacerlo, debió dejar a mi hijo vivo”, comentaba en medio de llantos con algunos de sus familiares y allegados, mientras era acompañada de su otra hija de 14 años que tampoco cesaba de llorar a su hermanito.
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